«La parte alta de la calle de Pau Claris, salas de antigüedades y de subastas, escaparates de Valentí, luz tamizada y apta para la elegancia del pensamiento a medias, un bar, el Daily Telegraph, que quiere recordar a los hombres de Fleet Street, a los periodistas de La calle de la aventura, a los seguidores de diarios barceloneses que existieron una vez. “Esta calle me gusta, Blanca, me gusta a pesar de los coches, porque aquí hay sitios con cuadros y con objetos de arte, no sé decirte, porque hay cristales y detrás muebles que parecen antiguos y grandes relojes que suenen más allá de las paredes, como los consejos de los muertos”
».
Crónica sentimental en rojo
«En Vía Layetana rugían los motores, los ciudadanos buscaban espacios que no existían, los funcionarios dirigían urgentes apremios y los gestores administrativos maquinaban delicadas prórrogas
».
Las calles de nuestros padres
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