«Por donde antes habían desfilado los obreros del tranvía 29 y ahora desfilaban los jubilados, los vendedores de seguros de vida (donde estaba comprendido el asesinato conyugal) y los pasantes de notarías que soñaban con una vida mejor».
«Hizo el viaje con ella, siempre manteniéndose a distancia, y la vio apearse en Urquinaona, que ahora era una plaza oscura y como envuelta en un silencio sideral. Gabri había oído decir que antes era muy distinto, que los obreros sin trabajo se reunían allí al amanecer para que los contratasen los patronos de ocasión, y que siempre había colas para el tranvía 29, el único que recorría toda la ciudad. También había habido un urinario público, pensaba, que estaba lleno de mirones y calculadores de longitudes, pero todo eso pertenecía a un pasado perdido en el tiempo».
Cinco mujeres y media
«Hizo el viaje con ella, siempre manteniéndose a distancia, y la vio apearse en Urquinaona, que ahora era una plaza oscura y como envuelta en un silencio sideral. Gabri había oído decir que antes era muy distinto, que los obreros sin trabajo se reunían allí al amanecer para que los contratasen los patronos de ocasión, y que siempre había colas para el tranvía 29, el único que recorría toda la ciudad. También había habido un urinario público, pensaba, que estaba lleno de mirones y calculadores de longitudes, pero todo eso pertenecía a un pasado perdido en el tiempo».
No hay que morir dos veces
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