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Nou de la Rambla (antiga Conde del Asalto i Calle Nueva)


Façana del local
«No era fácil encontrar un taxi en la calle Nueva a aquellas horas, cuando ya habían cerrado los bares, los cabarets y hasta las dos o tres salas porno donde el mismo tío bostezaba al tener que cepillarse cada noche a la misma tía y delante del mismo público, compuesto por turistas extremeños, recién casados de Calatayud, viajantes de Valencia y sociólogos de Sabadell. La calle nueva era un desierto, y en los recién estrenados edificios municipales, que habían sustituido a las viejas cuevas del orinal y la palangana, no se distinguía la luz. Una puta derrotada dormitaba en un portal, esperando no ya algún cliente, sino algún sueño póstumo».

Historia de Dios en una esquina 


Los Negativos. "Bagdad"


A la Transició
«El jefe se pone en pie y cierra la puerta. Se ahoga así el estrépito de un coche cuyos altavoces vomitan propaganda electoral del PSOE. Antes ha pasado otro que vomitaba propaganda electoral de AP, aunque en la calle Nueva AP tiene poco que hacer, entre gentes que no esperan nada de los de los Bancos y lo esperan todo del cielo prometido».
Las calles de nuestros padres 



«Salió a la calle Nueva, la histórica Conde del Asalto donde habían soñado tantas bailarinas que se vendieron por su nombre en un cartel, tantos anarquistas que se vendieron por su nombre en la pequeña historia y tantas mujeres que se vendieron por una moneda en su boca».
La dama de Cachemira 



Prostituta amb vano
Extreta del llibre: Colita. Els barcelonins. Edicions 62, 1988. 
«La calle Nueva de la Rambla había sido inventada por segunda vez. El primer invento lo hizo, según se dice, un capitoste llamado Conde del Asalto, amante del orden, la paz pública y se supone que de las mujeres llenitas, porque las delgadas pertenecían entonces a las clases revolucionarias. El invento consistió en una calle recta y lo bastante ancha para que por ella pudiese cargar un escuadrón de caballería y, sable en mano, darles lo suyo a los obreros en huelga, los anarquistas que no creían en Dios (y además lo decían), las mujeres de los revolucionarios (que no tenían ni seguro de viudedad, las muy burras) y las putas que no podían trabajar porque aquella semana tenían la regla».
Méndez  


«Pero las ciudades y las calles necesitan ser inventadas, pensaba Méndez, y no las inventan ni los urbanistas ni los coroneles de caballería: las inventan los seres más o menos desamparados que viven en ellas. Y así la calle Conde del Asalto –ahora calle Nueva de la Rambla- la inventaron con su hambre los jornaleros de las fábricas del Raval, con sus trampas los dueños de las timbas, con su coño las putas de las cercanías y con su esperanza los poetas y las niñas de las academias de baile».
Méndez 



Panoràmica del carrer

«Pero ahora había sido inventada otra vez, lo cual –la verdad sea dicha- no disgustaba del todo a Méndez. Ahora había más luz, mas casas nuevas, más duchas y más encuentros de cama entre tía y tío (o entre tía y tía o entre tío y tío) realizados en condiciones sanitarias. Pero la historia estaba siendo expulsada de la calle».
 Méndez


«Resueltos estos asuntos de alta técnica policial, Méndez se asomó al balcón para contemplar el paisaje urbano. El paisaje consistía en una sola y virtuosa calle que llevaba en línea recta desde las amamantadoras de ladillas de la rue de las Tapias a los grifotas de la Plaza Real, pero esa versión de la calle Nueva no convencía a Méndez; era una versión municipal y vituperable, digna, en definitiva, del cerebro de un alcalde. Para Méndez era el útlimo refugio, pero refugio al fin, era la historia de todo un siglo que ya se moría, era la noche de la ciudad, era la gran 0madre negra de que hablaban los poetas perdidos para siempre. Méndez sabía que, si en el otro mundo uno tiene conciencia de las cosas, guardaría para esta calle una gran piedad y una desesperada nostalgia».
Crónica sentimental en rojo



Escala de pensió
Extreta del llibre: María Espeus.
El otro: the other: el Raval (Barcelona). Nova Era, 2007


Enllaç a l’article del González Ledesma sobre el Carrer Conde del Asalto: “La calle que no dormía nunca” http://www.elpais.com/articulo/cataluna/calle/dormia/elpepuespcat/20071125elpcat_22/Tes




2 comentarios:

Anònim

esta bien, pero mui extractado todo y demasiado, burdo bien por desconocimiento, o por olvido pues
225 años dan para mas cosas.

Jordi Canal

Hola, los textos de esta entrada están extraídos de diversas novelas de Francisco González Ledesma. El enlace a "La calle que no dormía nunca" es una crónica periodística. No estamos hablando de historia sino de creación literaria.

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