«Méndez encontró a Amores y terminó con él en lo que quedaba de la ciudad histórica, un café en la calle de Santa Ana frente a un viejo hotel. Había allí cuatro mesas, una barra con dos clientes dormidos, un anaquel con botellas sietemachos y una espita con una cerveza carísima, tan cara que parecía hecha con saliva de obispo».
El pecado o algo parecido
El pecado o algo parecido
Loción Siete Machos |
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