«Durante cuatro años, casi desde que empecé a trabajar con los Masnou como técnico de cierta confianza, hice todos los días el mismo camino y exactamente la misma hora. Dejaba el tren de Sarriá en la Avenida de la Luz, donde en los años cuarenta intentaba los domingos por la tarde tocar los culos misteriosos y las tetas enigmáticas de chicas que iban a ser tragadas por el tiempo. Hoy, la misma Avenida de la Luz parece haber sido tragada por él; se ha hecho penumbrosa y nostálgica y está cargada de sombras muertas que salen a recibirme».
Expediente Barcelona
Loquillo y Trogloditas. Avenida de la luz(1984).
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