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Veure La Barcelona de Méndez en un mapa més gran
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Biblioteca de Catalunya

«La Biblioteca Central, cuya fachada da a la calle del Carmen, linda por su izquierda, según los planos municipales más creíbles, con los perfumes acres del mercado de la Boquería, por la derecha con la calle de Egipciacas y las callejas de pisos sin wáter y bares de tapa con mosca. Por el fondo linda con un jardín donde hay poetas que escriben inútilmente y tíos que cortan útilmente camino para ir al mujerío de Robador. La Biblioteca tiene también unos límites menos concretos pero mucho más importantes: por abajo linda con montones de ruinas sepultadas y con montones de cadáveres de todas las Barcelonas ignoradas, y por arriba con pirámides de sueños que los lectores han ido creando hasta las nubes, que es el único sitio al que acaban mirando. El gran destino de las bibliotecas es al fin y al cabo la creación de ese humo colectivo.
Carlos Bey iba allí a veces no solo para buscar documentación, sino para buscar recuerdos. Desde los quince a los veinte años había pasado veranos enteros de pobreza sin más sueño privado que las curvas de alguna bibliotecaria ni más justificación ante la vida que el libro que estaba leyendo y que necesitaba terminar».

 Las calles de nuestros padres 


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