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Veure La Barcelona de Méndez en un mapa més gran
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Lleida


«El primer sitio elegido fue la calle Lérida. Era un lugar privilegiado en una Barcelona que ya no existe, lugar de buenas vistas, mucha luz, perfectas comunicaciones y casas de alquiler antiguo. Teniendo además casi enfrente un colegio municipal con solera y un poco más allá los jardines de la Exposición, con flores, pájaros y nenas, muchas nenas prometiéndole al novio que se dejarán meter mano el año que viene. Sólo faltaba, pensaba Méndez, que encima esas casas tuviesen una portera cuarentona, en buen uso y que se pusiera cachonda leyendo los relatos de Pauline Reage y de Pierre Louÿs. Pero las casas pertenecían a una Barcelona de los años veinte o treinta, es decir, una Barcelona que no rinde dividendos y por lo tanto está condenada a morir».

Historia de Dios en una esquina 

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