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Veure La Barcelona de Méndez en un mapa més gran
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Bella Dorita

Vedettes a la porta del Molino
«En los buenos tiempos de Méndez, cuando el Paralelo –a pesar de la gran miseria colectiva del barrio- era una fiesta, se desarrollaba ante El Molino, en la pequeña plaza frontera, un activísimo comercio indígena: melones y sandías en verano, café o achicoria calientes, servidos en carritos ambulantes, durante el invierno. En otoño se asentaban las castañeras, y al llegar la primavera, Méndez se situaba allí para ver florecer a las niñas que estrenaban culo y a los poetas de mirada perdida que estaban a punto de estrenar inspiración urbana. Parte del activísimo comercio, aunque éste sólo para iniciados, se desarrolló hasta su desaparición en un chiringuito donde los tranviarios tomaban entre dos luces el primer brebaje de la mañana y donde los cobradores de recibos a domicilio se derrumbaban a veces, pensando si también habría que subir escaleras para llegar al paraíso prometido. La zona de El Molino estaba entonces llena de cafés con clientela a toda prueba (el Rosales, el Español) y de cabarets para hombres audaces (el Sevilla, el Bataclán), pero ahora esos grandes templos de la convivencia ya no existían. Habían sido sustituidos por casas de muebles a plazos y por exposiciones de cocinas todo comprendido, donde una buena esposa tendría el trabajo tan fácil que hasta le quedaría tiempo para ser infiel».

La dama de Cachemira 




1 comentarios:

Anònim

Muy bueno.Gracias.

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